
Tan solo hace unos días que un iceberg del tamaño de Atlanta se desprendió de un glaciar produciéndose una dramática disminución en la colonias de pingüinos de la Antártida.
Si bien la disminución de pingüinos y la rotura del glaciar se debieron a influencias de a largo plazo, es importante señalar que las temperaturas potencialmente récord de esta semana pasada se deben en su mayoría a un evento climático muy específico llamado «Föhn», que causa temperaturas inusualmente cálidas.
La Antártida está registrando temperaturas récord de más de 20 ºC, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de afirmar que el pasado 9 de febrero se registró una temperatura de hasta 20,75ºC, que es señal clara de que algo diferente está sucediendo en esa zona aseguran los científicos.
Los últimos días en la Antártida han generado desconcierto. En menos de una semana, el récord de temperatura más alta que existía: 17,5 grados, registrado hace cinco años, ha sido superado. Primero, en la estación argentina “Esperanza” se reportó el 7 de febrero 18,5 grados. Dos días después, tras mediciones en la isla Seymour se alcanzó una temperatura superior a los 20 ºC. De acuerdo con la OMM esta cifra supera los demás estados climáticos del pasado.
El declive de las colonias de pingüinos antárticos, así como las focas y las ballenas, se debe en su gran medida al cambio climático que está eliminado el krill, principal fuente de alimento de estos animales.
Convertir la Antártida en santuario marino sería la herramienta clave para proteger hábitats y especies, reconstruyendo la biodiversidad ya perdida.
Los pingüinos, las focas y las ballenas dependen del krill, que depende del hielo. Así que si el cambio climático afecta al hielo, eso repercute en todo lo demás.
