
Todas ellas amenazadas por la contaminación de los océanos, la pesca, el cambio climático, los desastres naturales o incluso el comercio ilegal de sus caparazones o sus huevos convierte a estos animales en especies en peligro de extinción.
Al hecho de que tan solo una de cada mil tortugas que salen del huevo logra sobrevivir hasta la edad adulta, ya que su travesía desde el cascarón hasta la orilla es una auténtica aventura amenazada por depredadores como aves, cangrejos o zorros, se le une que a las que lograron llegar al mar aún siguen sin estar a salvo ya que se exponen a las consecuencias de la actividad humana, como el mar de plásticos que plaga sus ecosistemas. La salud de nuestros mares y océanos depende de su biodiversidad y, especialmente, de especies tan importantes como la tortuga marina, que desempeña un papel imprescindible en el mantenimiento de diversos ecosistemas donde encontramos lechos, praderas marinas y arrecifes de coral.
Una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la supervivencia de estas tortugas es el cambio climático, que afecta a este animal de forma especial. El calor de la arena donde se depositan los huevos es el responsable del sexo de la tortuga que nace del huevo, por lo que el cambio climático está provocando una crisis en las proporciones de sexos de las tortugas: debido al aumento de las temperaturas, la mayoría nacen hembras, así las crías de tortugas hembra aumentan en número a los machos por 116 a 1. Un grupo de investigadores se mostró positivo sobre su capacidad de adaptación a los cambios. Este animal, que ha existido durante más de 100 millones de años, podría haber desarrollado un mecanismo de adaptación relacionado con su forma de aparearse.
Otra de sus principales amenazas es la pesca. Unas veces son capturas accidentales que suponen su mayor amenaza, pueden quedar atrapadas en redes de pesca hasta morir. El comercio ilegal es también otro de los motivos de que las tortugas estén desapareciendo: su caparazón, su piel, sus huevos e incluso su carne la ponen en el punto de mira de la caza furtiva.
Los desastres naturales y el calentamiento del agua provocados por el cambio climático también afectan gravemente a las poblaciones de tortugas, así como la destrucción de su hábitat y las especies invasoras.
Cualquier esfuerzo es poco para tratar de recuperar las poblaciones de las especies de tortugas marinas, que se encuentran en declive a lo largo y ancho del planeta.
Debido a que, en los últimos años, el número de poblaciones que acuden a nuestras costas ha aumentado, se ha creado un proyecto denominado ‘Caretta a la vista’, se trata de una app para ayudar a estas especies en peligro. Tecnología y concienciación se alinean con el objetivo de localizar los nidos y las poblaciones de tortugas, y poder así protegerlos. Aboguemos por más proyectos como este que junto a charlas, formaciones y demás iniciativas divulgativas tienen como objetivo final lograr la recuperación de estas poblaciones.
Las tortugas carey y bastarda están clasificadas como “en peligro crítico” en la Lista Roja de La Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN), la tortuga verde está considera como “en peligro” y las tortugas laúd, boba y olivácea como “vulnerables”. Sobre la situación de la tortuga franca oriental no se tienen suficientes datos, según informa WWF.
Sus poblaciones se estiman en 60.000 hembras reproductoras de tortuga boba, 34.000 de laúd, 203.000 verdes, 8.000 carey, 10.000 francas oriental, 1.000 bastardas y 800.000 olivácea.
